La anti-cocina es una manifestación artísitca que nace de alma del cocinero para depositarse en el estómago del comensal. Es una forma de romper con el clasicismo en los pucheros y convertir un simple guso de carne en una experiencia orgásmica. Es, en definitiva, aprender y enseñar, aconsejar y ser aconsejado sobre todo lo que tenga que ver con fogones, carnes y pescados. Pero desde un punto de vista artístico. O al menos, todo lo artístico que un simple universitario semiemancipado pueda ponerse.
La anticocina no pretende ser un recetario, aunque tendrá recetas; tampoco pretende ser un lugar lleno de consejos, aunque los habrá. Por supuesto, la anticocina no es un lugar en el que adorar al chef como un dios supreme, pero se le acabará adorando. La anticocina es, por el contrario, un lugar donde todos seremos cocineros y comensales, donde hablaremos sobre nuestros trucos y propondremos nuestras recetas. Y por supuesto donde hablaremos de revolución y echaremos por tierra todos los mitos, Arguiñanos, secretos y Balzacs de este microuniverso que hay en cada casa.
miércoles, agosto 23, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario